● La siguiente entrevista hace parte de nuestra sección Proyecto Colombianos en la que buscamos compartir información sobre aquellos colectivos o personas particulares que utilizan las licencias, multiplican la filosofía Creative Commons y promueven el movimiento de Cultura Libre. ●
Cuando comencé a leer sobre la historia de Silvia O recordé la historia de mi primera grabación musical: grabé algunas
canciones que había aprendido en la guitarra para que un tío viejo me volviera a escuchar. El casette atravesó el atlántico y nunca más supe de él. Esa pequeña anécdota me hizo pensar en la música que muere sin ser escuchada, en la música guardada en cajas bajo las camas. En que no vale la pena ser músico si se quiere estar por encima de la obra.
Silvia O es una cantante colombiana, cuya música ha viajado libremente sin más condiciones que su talento y sus ganas de cantar, ha viajado más allá que ella misma.
Comenzó su carrera musical tal y como decía el manual: con mucho entusiasmo y con una disquera. En esa primera etapa nacen los álbumes “Geografía” y “Soy” que posicionaron a Silvia en los primeros lugares de las emisoras colombianas. Pero en 2003 se sale del canon y decide producir su tercer trabajo musical “Nueve y viceversa” de manera independiente. Y es en ese momento cuando el proceso se vuelve realmente interesante.
¿Cómo una cantante que va camino a la fama decide que no quiere que su música sea un producto industrial sino que sea valorada por su naturaleza artística? Lo decidió cuando vio las cajas en las que permanecía guardado su último álbum. Algo inconcebible para alguien que piensa que la música existe en el momento en el que otro la escucha y la interpreta. Silvia sacó las cajas, revisó su trabajo y grabó de nuevo la voz de “Nada, nada” para compartirla en el Internet a través de CC-Mixter*. Paradójicamente, como ella misma lo dice: “no tenía nada que perder”.
A los pocos días de haber subido la voz a capela de “Nada, nada” apareció una nueva versión, a las semanas el número de versiones se fue multiplicando y entonces se propuso subir un canción cada mes, hasta que completó 27 meses y más de 150 remezclas de su voz. Un hecho que definió su camino como artista.
Silvia cedió el control absoluto que tenía sobre las canciones que aguardaban en silencio en la cajas de cartón. Había hecho una apuesta por la experimentación, sin egoísmos y sin prejuicios.Trabajó durante cuatro años con músicos profesionales y aficionados, que no siempre hicieron con su voz algo de su agrado, pero que otras veces la sorprendieron con sonidos y texturas musicales en las que jamás se había escuchado. Respetó el proceso natural en el que se había embarcado su música y al final, tras una curaduría propia, escogió 15 canciones para registrar la experiencia vivida en el CC-mixter en un álbum titulado “Comparte”, que está disponible para descarga libre y gratuita.
Estos procesos de intercambio, del “arte por el arte”, resultan confusos ante la realidad de los modelos comerciales y de propiedad intelectual a los que estamos acostumbrados. ¿Cómo no ganar dinero?, ¿por qué regalar el trabajo?, ¿qué sentido tiene perderse el proceso de producción de una canción?. A todas estas preguntas Silvia responde con dos palabras: generosidad y creatividad. Para ella CC-Mixter es un paraíso musical (más de 20.000 personas de todo el mundo compartiendo sus concocimentos y habilidades. Un banco infinito de registros sonoros) en el que el proceso de creación va más allá del artista, de su ego y de su talento personal, debe confiar en que su voz será valiosa para alguien y que así mismo recibirá elementos valiosos para trabajar. En resumen hablamos de un proceso de creatividad colectiva, uno de los valores de la cultura digital, en donde las obras derivadas han adquirido una nueva importancia.
En el CC-Mixter la música de Silvia tiene una licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 3.0, lo que significa que puede ser copiada, distribuida, transmitida y modificada, siempre y cuando no se haga un uso comercial de ella y se aclare quién es el autor. “La música con Creative Commons permite una cultura de remezcla que es una muestra de la belleza que puede ser creada cuando dos personas que no se conocen juegan sin límites ni presiones a hacer lo que les gusta”, dice Silvia en la página de Casos de Estudio de Creative Commons.
En nuestro país cada vez son más los colectivos artísticos, músicos, proyectos de comunicación y personas particulares que deciden licenciar sus contenidos con alguna de las seis licencias Creative Commons, lo que no significa que hayan perdido el derecho de autor. Simplemente ofrecen algunos derechos de sus obras o contenidos, para que terceras personas accedan a ellos con ciertas condiciones.** También son cada vez más las entidades educativas y proyectos académicos interesados en conocer y aprender sobre las licencias y el movimiento de Cultura Libre que las rodea.
Silvia es diseñadora gráfica y trabaja como tal. Considera que difícilmente hubiera podido entrar a un sistema como el CC-mixter si viviera del modelo tradicional en la música, pero agradece haberlo hecho porque las ganancias llegaron por otro lado, no sólo en su crecimiento como artista, sino a nivel personal. Siento, dice Silvia, que tenemos responsabilidades con el otro y esto nace del proceso de compartir la música, de colaborar.
Recientemente ha regresado al estudio de grabación, acompañada con otros músicos y no sola como solía estar cuando grababa su voz para el CC-Mixter. Ha querido estar presente, de nuevo, en el proceso completo de creación de un álbum. Porque nada de esto es una camisa de fuerza, no hay posiciones radicales cuando el interés es crear. Así que, como en música la mezcla es válida, en los modelos de producción también.
La información sobre este proyecto está disponible en el portal www.silviao.com que es lugar en donde se ha comenzado a construir la idea, la base del álbum que estará listo para Mayo de 2011, gracias a los aportes económicos y creativos que se reciban. Este nuevo proyecto funciona bajo el concepto crowdfunding o financiación colectiva, que se define “como la cooperación colectiva, llevada a cabo por personas que realizan una red para conseguir dinero u otros recursos, se suele utilizar Internet para financiar esfuerzos e iniciativas de otras personas u organizaciones.*** Silvia le ha apostado a este sistema de financiación utilizado por músicos, cineastas e incluso por comerciantes y políticos en el mundo, para poder terminar la producción, mezcla y masterización de su disco.
En un artículo publicado en el diario El País****, de Madrid. Bruno Lamas, resume el concepto crowdfunding de la siguiente manera:
La idea es sencilla: poner en contacto a creadores y mecenas. Un creador expone su proyecto, lo publicita y lo presupuesta. En un plazo fijo, pero limitado, recibe aportaciones de los mecenas, usuarios que les gusta el proyecto y se involucran en él. Las aportaciones sólo se hacen efectivas si al acabar el plazo completa la financiación. Los mecenas, a cambio, reciben recompensas: obsequios, descuentos, experiencias… Cuanto más atrayentes y exclusivas sean estas, más mecenas atraerá el proyecto.
En el caso de Silvia los mecenas recibirán el disco físico o el código de descarga. Aunque el mecenazgo ha existido desde épocas renacentistas, en nuestros días, el trabajo en redes, las TIC y la seguridad para realizar transacciones en línea, expanden las posibilidades de encontrar financiamiento en cualquier parte del mundo. En coherencia con esta forma de conseguir dinero, Silvia destinará parte de las ganancias de su álbum a la Fundación Ximena Rico, que ayuda a los niños de las calles de Medellín, su ciudad natal.
Hasta el momento no está definido cuál será el modelo de gestión de propiedad intelectual que adoptará para el nuevo proyecto. Para Silvia el debate consiste en si es justo con las personas que están pagando por el álbum que éste se encuentre disponible gratuitamente, por ejemplo, bajo una licencia Creative Commons. Pero la experiencia demuestra que proyectos que han sido concebidos gracias al sistema crowdfunding son compatibles con licencias que liberan algunos derechos sobre las obras. Los colaboradores o mecenas tienen claro que no se trata de comprar un producto industrial sino de apoyar a un artista, reciben el producto físico original y simbólico, no necesariamente lo asocian con el digital que circula libremente.
Un ejemplo es el proyecto “albúm visual itinerante” que desarrollan en colaboración el videógrafo francés Vincent Moon y el dúo Argentino-Colombiano Lulacruza, para documentar una serie de viajes a través de Colombia con el fin de explorar la diversidad musical y crear nuevas músicas e imágenes on the road. La idea está alojada en el portal Kickstarter, una platoforma de financiamiento para proyectos creativos. El resultado final, logrado gracias a las donaciones, será un disco visual distribuido gratuitamente en la Red, bajo una licencia Creative Commons.
Silvia O cambió el rumbo de su carrera musical y esto la convirtió en una de las exponentes de la Cultura Libre en nuestro país. La música guardada en cajas o perdida en el océano no existe. Es cuando alguien la escucha y la interpreta desde su propios sentidos cuando cobra vida.
María Juliana Soto, de Fundación Karisma (entidad afiliada a CC).
Notas:
*CC-mixter es un portal en Internet que reune a una comunidad en torno a la creación, y remezcla de archivos sonoros. Un sitio que promueve la cultura remix (la cultura que permite y promueve la realización de obras derivadas) y cuyos archivos están licenciados bajo creative commons, disponibles para descarga y reuso en obras creativas. + info: CC-mixter Wiki y CC-mixter web /silviao.
** Proyectos colombianos: http://co.creativecommons.org/que-es-creative-commons/
***Más información sobre crowdfunding: http://crowdfunding.pbworks.com/w/page/10402176/FrontPage
**** LAMAS Rguez, Bruno. El crowdfunding llega a España. [en línea] En: El País, Madrid. 21/01/2011. [Consultado el 1 /02/2011] Disponible en:
http://www.elpais.com/articulo/cultura/crowdfunding/llega/Espana/elpepucul/20110121elpepucul_4/Tes